Con una luz muy tenue al final del camino. Pero luz al fin. Así ve, o al menos desea, el futuro cercano Ricardo Espinosa, presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Argentina, quien, en diálogo con LA GACETA, analizó la situación actual del país y advirtió que así como los ciudadanos están haciendo un esfuerzo enorme, los Estados deberían acompañarlos. Y aseguró que la gente aún no siente que las cosas, al menos lentamente, están mejorando. Esta fue la charla:
-¿Cómo ve la situación actual del país?
-En principio, lo que nosotros estamos viendo es que hay una desaceleración en la inflación. Lo que creo que en el mes de septiembre va a ser más baja que la de agosto Estimamos en 3.7%, 3.6%. Serían entre 5 y 6 puntos menos que el mes de agosto. Es una buena noticia. Lo que todavía no pasa es que esto tenga el rebote en el poder adquisitivo de la gente Por más que la inflación baje, de hecho, hay algunos productos que nosotros estamos viendo que aumentaron. Como por ejemplo el aceite, el arroz, los fideos guiseros, que es un producto que en épocas de crisis se consume mucho más. El pan fresco, la leche, la yerba, tienen porcentajes de aumento. No son porcentajes altos, pero son porcentajes al fin de aumento del producto. Yo no sé cuándo se va a ver el rebote, yo no creo que este año la gente pueda recuperar el poder adquisitivo. Sí es una buena noticia que la inflación se siga desacelerando.
-Hoy es común encontrarse con gente que se acostumbra a vivir con deudas…
-Sí, coincido. Lo que se está viendo en estos momentos es esta modalidad de los proveedores de servicios y de productos de ofrecer las tres cuotas sin interés. No es solamente aprovechar la situación, sino que es un problema no poder adquirir esos productos en una sola cuota. Llega un momento donde la tarjeta ya no tiene más límite. Y uno ya no puede ir pateando para adelante. ¿Por qué? Porque si uno paga el mínimo, ya el otro mes que entra se le acumula lo anterior más lo nuevo. Lo sí que hay que tener en cuenta, porque se está usando mucho más la tarjeta, es que algunos comercios tienen la picardía de ofrecer distintos precios. Si yo pago con tarjeta de débito, o si pago con tarjeta de crédito en un pago, o si pago en efectivo. Según la ley de tarjeta de crédito, la 25.065, no puede haber un precio distintivo. Eso está mal. Hoy hay mucha gente que está migrando de los bancos tradicionales a las billeteras virtuales porque da un interés diario.
-¿Dónde quedó la ilusión de darse un gustito cada vez que uno cobraba?
Hay que adaptarse a los tiempos. En Argentina y en el mundo, a partir de la pandemia, los consumidores han empezado a adoptar nuevos hábitos de consumo. Por ahí deja de lado algunos lujos, o algunos gastos extras que uno se podía permitir para empezar a racionalizar y a ser más inteligente a la hora de elegir con qué me quedo. El problema es que uno puede decir, bueno, dejo el cine, al teatro no voy, en vez de irme de 15 días de vacaciones me voy un fin de semana largo. pero cuando vos tenés que decidir si sigo pagando la prepaga o voy al hospital público, o me quedo con la obra social que no me convence es otro tema. En ese punto mucha gente ha desertado, se ha ido de la empresa de medicina prepaga porque no la ha podido sostener. Y eso también es bajar bastante la calidad de vida. Tenemos, hay un informe de agosto, donde la gente, un 62% solicitó la baja de los servicios de las TIC, las TIC son las telecomunicaciones o internet, o el cambio de plan. Está la famosa práctica, que es bastante habitual, que uno llama para dar la baja, para conseguir un precio mucho mejor para los próximos seis meses. Pero hoy la gente toma la determinación de decir, che dame la baja. Y no se negocia otro precio.
-¿Qué tanto influye el momento político en el ánimo de los ciudadanos?
La pelea política se traduce en nerviosismo. Si permanentemente se fogonea determinada información, el consumidor en algún punto también está como vulnerable y eso se nota después en la calle. Me parece que los políticos también tendrían que tener un grado de seriedad, sea del oficialismo o sea de la oposición, cuando hablan para afuera. Porque no se dan cuenta quizás la influencia que tienen en la gente y eso puede ser para bien o puede ser para mal. Cuando hay una crisis y es para mal, es un caldo de cultivo. La gente quiere que le solucionen los problemas del cotidiano.
-¿Hemos perdido el poder de sorpresa con los precios?
Y sí, porque ha perdido peso el peso. Entonces uno no sabe cuánto valen las cosas. Hay mucha dispersión de precios, vos te podés encontrar por ejemplo con el kilo de filet de merluza en la misma cuadra con tres precios distintos. Pero porque primero se eliminaron los controles de precios, ya no hay más control de precios. Es un libre mercado. Como no hay precios de referencia, uno no sabe cuánto valen las cosas, porque tampoco hay una transparencia. Lo que yo sí veo positivo en este gobierno es que a partir del primero de enero del 25, todos van a tener que transparentar el costo del producto. La yerba tiene un componente positivo del 53%, o sea que si la yerba vale mil pesos, 530 pesos se la llevan los estados, nacionales, provinciales o municipales. Es una locura, estamos hablando que más de la mitad del producto se lo llevan impuestos. Bueno, la idea sería poder sacar un poco de eso también, bajarlo. Si todos nos ajustamos, que se ajusten los gobiernos provinciales, que se ajusten los gobiernos municipales, porque tienen que ir a la par de la gente. Los precios en algún momento se van a estabilizar. Entiendo, ojalá sea así ante la baja de la inflación. No hay saltos grandes en los precios de los alimentos, con lo cual hay como una especie de estabilidad o meseta. Eso todavía la gente no lo está viendo. No lo está sintiendo. Si seguimos en ese sendero, en este sendero de baja de inflación, que está asociado a la no emisión más de moneda, a estabilizar el dólar, a bajar aranceles como se está haciendo ahora me parece que tendría que impactar en los precios. Durante muchos años han bastardeado la gente, la han sumido en una crisis económica permanente y la gente tiene muchas ganas de salir de la crisis económica. Las ganas en algún momento se pueden terminar o pueden mutar al cansancio, a la bronca.
-¿Cómo ve la situación de la clase media?
La pirámide antes eran tres deciles. Alta, baja y media. Hoy vos tenés clase alta, clase media alta, clase media, digamos, se han multiplicado los deciles. Eso es por la desigualdad que hay entre las capas sociales. Entonces, aquel que se sentía en clase media, o que tenía su coche, que tenía prepaga, que tenía un colegio privado, empezó a sacarse de encima algunos costos . Pero se niega a decir, soy pobre, me bajé. Y en la Argentina está muy arraigado ese tema. Bueno, quizás sigo perteneciendo a la clase media, pero bueno, y momentáneamente, circunstancialmente, tuve que dejar la prepaga, tuve que mandar a los chicos a un colegio público hasta recuperar el poder adquisitivo. Yo creo que si termina el año Argentina con una inflación cercana al 2% en diciembre y se elimina la emisión monetaria absolutamente a partir de enero, yo creo que es muy probable que Argentina en el primer semestre recupere y bastante. El problema lo que estamos viendo es que las paritarias no recuperan poder adquisitivo. Lo único que están haciendo hoy por hoy es ir al mismo nivel de inflación. Pero vos ya venís perdiendo hace muchísimos años. Estimamos que el año que viene vamos a estar mejor. No sé si mucho mejor, pero sí mejor. Ojalá sea así para mucha gente que la está pasando mal.